"Existe solución para Dukha, si abandonamos las percepciones erróneas que nos llevan al egoísmo, las emociones negativas y el apego"
Buda logró vencer a Dukha a través de una visión clara de la realidad llegando a la iluminación y gracias a ello desterró totalmente las raíces del sufrimiento. Percibió con absoluta nitidez la impermanencia de todo lo existente, la interconexión de todas las cosas y que no existía nada que pudiera proporcionar una felicidad duradera, por lo que soltó todos sus apegos. De este modo consiguió desenmascarar la ilusión de un yo o ego independiente, lo que le permitió deshacerse de todos los apegos que éste le reclamaba y los soltó, liberándose.
Así llego a la conclusión de que si el lo había logrado, lo podrían conseguir más personas.
Desde entonces se llamó a si mismo Buda, que quiere decir el Despierto, pues paso de un estado de ignorancia o percepción distorsionada de la realidad a un estado de clarividencia, donde vio con absoluta lucidez. Este hecho se podría considerar como análogo a la persona que mientras duerme está viviendo en sus sueños, pero que cuando despierta se da cuenta de que nada era real, que todo era producto de su mente.
¿Es vigente la Tercera Noble Verdad en nuestra sociedad?
Para saber si la cesación de Dukha es posible en nuestra sociedad, tendríamos que evaluar la pregunta ¿Se puede salir del sufrimiento que el egoísmo nos provoca?
La respuesta es clara, dado que conocemos a muchas personas y sabemos que algunas son mas altruistas que otras; por tanto, el egoísmo no es algo imposible de superar y puede abandonarse.
Podemos ver ejemplos muy claros dentro del budismo, que cuenta con grandes maestros como el Dalai Lama o Tchich Naht Hanh, quienes son capaces de transmitirnos ese alto grado de paz mental y felicidad, sin necesidad de rodearse de grandes lujos y placeres.
En otras tradiciones, también podemos constatar que las personas que han visto con claridad que el ego es el problema, no han dudado en dedicar sus vidas a los demás mediante la ejercitación del altruimo compasivo, revelándonos así esa felicidad interna que todos anhelamos. Tales son los casos de la Madre Teresa de Calcuta o Gandhi.
Sin tener que recurrir a personajes tan extraordinarios, podemos constatar en nuestras vidas, si observamos con la suficiente atención, que las personas más altruistas y bondadosas son las mas felices; por el contrario, las que se nos muestran más egoístas, aun cuando disfruten de muchos placeres de todo tipo, son normalmente personas que sufren, y que no saben buscar la felicidad de otra manera que no sea refugiándose en el terreno material.
Podemos ver ejemplos muy claros dentro del budismo, que cuenta con grandes maestros como el Dalai Lama o Tchich Naht Hanh, quienes son capaces de transmitirnos ese alto grado de paz mental y felicidad, sin necesidad de rodearse de grandes lujos y placeres.
En otras tradiciones, también podemos constatar que las personas que han visto con claridad que el ego es el problema, no han dudado en dedicar sus vidas a los demás mediante la ejercitación del altruimo compasivo, revelándonos así esa felicidad interna que todos anhelamos. Tales son los casos de la Madre Teresa de Calcuta o Gandhi.
Mahatma Gandhi |
Sin tener que recurrir a personajes tan extraordinarios, podemos constatar en nuestras vidas, si observamos con la suficiente atención, que las personas más altruistas y bondadosas son las mas felices; por el contrario, las que se nos muestran más egoístas, aun cuando disfruten de muchos placeres de todo tipo, son normalmente personas que sufren, y que no saben buscar la felicidad de otra manera que no sea refugiándose en el terreno material.
Mi caso personal
La Tercera Noble Verdad creo que es totalmente operativa también si la aplico a mí mismo, pues tengo la profunda convicción de que si abandonase esos apegos a una vida sin problemas y renunciase a esa suerte de placeres tanto mentales como físicos, que en tal grado me encadenan, sería indudablemente mucho más feliz, y por tanto la insatisfacción o dukha desaprecerían de mi vida por completo.
Esta clase de apegos y placeres a los que me refiero, son reclamados por mi ego, pues éste quiere sentirse satisfecho y alimentado. Pero cuando consigo ser más humilde y puedo reducir esa apetencia de placeres sensoriales, percibo una intensa paz mental, que me llena y se presenta como algo sin comparación posible a otros estados de la mente conocidos.
Esta clase de apegos y placeres a los que me refiero, son reclamados por mi ego, pues éste quiere sentirse satisfecho y alimentado. Pero cuando consigo ser más humilde y puedo reducir esa apetencia de placeres sensoriales, percibo una intensa paz mental, que me llena y se presenta como algo sin comparación posible a otros estados de la mente conocidos.
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