“Amarás al prójimo como a ti mismo” y Yoga

“Amarás al prójimo como a ti mismo” es una frase bíblica que todos conocemos y donde Jesucristo nos resumía toda la ética cristiana. Pero tiene validez esta frase dentro del contexto de practicantes de yoga? Puede ser considerado adecuado, para un practicante no cristiano, o incluso no religioso?
Si partimos de cuál es el objetivo principal de esta filosofía oriental, que es la consecución de la paz mental, podemos reflexionar sobre la validez de este mandato religioso dentro de ella. Los dos estados emocionales antagónicos son en este caso el amor y el odio, refiriéndonos a un amor que podríamos definir, como el deseo de que alguien o los demás en general sean felices, no al amor de pareja, que tiene en muchos casos connotaciones de apego evidentes. Refiriéndonos a este amor fraternal y comparándolo con el odio, no parece existir dudas sobre cual nos acerca a esa paz mental que el yoga plantea. Podemos visualizarnos con un niño en brazos y rememorar nuestro estado emocional y mental y por otro lado como nos sentimos cuando estamos inmersos en una acalorada discusión. Evaluarlo y sacar vuestras conclusiones. El yoga y los yoguis lo tienen claro, el amor nos acerca mucho a ese objetivo de sosiego y quietud mental y por ello en uno de los preceptos éticos del yoga o “Yamas”, más concretamente el primero, queda claro, como debe de actuar alguien que está inmerso en el camino del yoga.
Este primer yama es “Ahimsa”, que podemos traducir como no violencia y se refiere a no utilizarla ni en forma de actos, ni verbalmente y tampoco a nivel mental. El yogui o practicante de yoga debe renunciar a ser presa de esta emoción, pues destruye la paz mental de forma evidente. Por contra Ahimsa nos acerca a practicar el cariño y el amor en todas sus manifestaciones y con todos los seres. En primer lugar con nosotros mismos, tratándonos con respeto y cariño, alejándonos de esa emoción destructiva que es la autoestima baja y llevándonos luego a  ese amor a nuestros semejantes, e incluso al resto de seres vivos, animales e incluso plantas. Ahimsa en último término aboga por convertirnos en amor incondicional, que en el budismo se usa de forma extendida, a través del concepto de “Metta”. El yoga lo recoge a través de Ahimsa y es nuestro primer paso dentro de esta vía. Pensar cada uno de vosotros sobre si es útil y provechoso cara a a esas paz mental y felicidad elevada, esta forma de intentar ver a los demás y al mundo, en general, como algo a amar e intentando renunciar a esas emociones, rencor, animadversión, odio, etc, que nos alejan de nuestro ser más íntimo y auténtico, donde se alberga la sabiduría, la paz y el amor. En el caso del yoga y en el mío propio no existen dudas. El yoga debe de llevarnos a ser amor y para ello, vamos poco a poco renunciando a lo que os aleja de él. Por supuesto el resto de los ocho pasos del yoga , también nos ayudan en este convertirnos en amor, incluido la práctica de asanas, lo que me llevaría algo de tiempo explicar, pero que en síntesis lo hace alejando ese fantasma ilusorio, que es el ego, fuente de todas las emociones negativas, consiguiendo las asanas hacerlo a través de la atención mantenida y la relajación mental necesaria. 
Un ejemplo vivo de Ahimsa fue Gandhi, que lo llevó hasta sus últimas consecuencias, consiguiendo liberar a India de la dominación de Gran Bretaña, desde esa premisa de no violencia y desde el amor a los ingleses, pero consiguiendo que la justicia se hiciera realidad, a través de su salida de India.
“Amarás al prójimo como a ti mismo”, lo que se plasma en forma gráfica en el yoga, con nuestro Namaste, lo mejor de mi saluda y reverencia a lo mejor de ti, que en los dos casos es el SER o lo que es lo mismo amor puro e incondicional. NAMASTE sincero.🤗🙏

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