Es un poema místico que tiene como punto de partida la experiencia espiritual de San Juan de la Cruz. Trata de una mujer que escapa en secreto de su casa, en plena noche, para buscar a su amado, caso que debe leerse como una alegoría de las ansias que siente el alma por liberarse de la cárcel del cuerpo y fundirse con Dios.
El poema está dividido en tres partes correspondientes a las tres vías del proceso místico: la vía purgativa (dos primeras estrofas), la iluminativa (las dos siguientes, aunque la quinta es la transición) y la vía unitiva (las cinco últimas estrofas).
La vía purgativa tiene como fin purificar, a través de la penitencia, el alma alejándola de toda preocupación o tentación mundana. Es por ello que la joven se aleja de la casa sosegada (en paz) y, envuelta en oscuridad de la noche (para que no haya elementos externos que la distraigan y en secreto), abandona el mundo terrenal y se despega de las cosas del mundo.
En la vía iluminativa el alma ya se encuentra sola en la oscuridad, y es entonces cuando comienza a sentir la presencia de Dios, representada necesariamente como una luz interior (Aquesta me guiaba, más cierta que la luz del mediodía). En efecto, explica el trayecto del viaje. Asimismo, la quinta lira se conoce como la estrofa de transición, de llegada. Donde se exclama desahogo porque el encuentro va a producirse.
En la vía unitiva se ha visto consumada la unión, una unión tan profunda que es fusión, llegando a perder conciencia de la propia identidad y anulación de los sentidos (Quedéme y olvídeme). El alma deja de ser ella misma para formar parte de Dios.
Finalmente, el poema acaba con el éxtasis de la amada, quien se ha liberado de su ansiedad (cuidado) entre las blancas azucenas, símbolo de pureza. Literalmente, se describe a una mujer que ha alcanzado la plenitud tras un encuentro amoroso satisfactorio, si bien el poema debe leerse como una alegoría del camino que recorre el alma en su afán por unirse con Dios. Al final, el alma logra encontrarse con su Amado, acariciarlo y gozar de su intimidad: es la fusión con Dios donde el alma se abandona en Él.
CONCLUSIÓN
San Juan de la Cruz nos presenta el proceso místico que sufre el alma para alcanzar la unión divina, simbolizado en una escena amorosa mediante un lenguaje complejo y distribuido en las distinguidas liras que forman el poema.🙏
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