¿Porqué meditar?

Cada uno de nosotros que meditamos lo hacemos por alguna razón y eso nos motiva a ello, pero cuál es? Debemos dedicar un tiempo a reflexionar sobre esta pregunta, porque la meditación nos va a transformar y de hecho se entiende como una vía de desarrollo y cambio personal, pero tenemos claro cual es el modelo de persona hacia el que quiero avanzar.
Dentro de nosotros puede incluso que haya motivaciones contradictorias y que nos impulsen a meditar para conseguir ciertas capacidades, y por contra otras motivaciones en otro sentido y ambos objetivos sean difícilmente conciliables. 
Voy a explicar estas posibles contradicciones con lo que he visto en ciertas personas y lo que en mí mismo he experimentado. A veces el ideal hacia el que queremos acercarnos, apoyándonos en la meditación es una persona más humana, más bondadosa y menos egoísta, pero por otro lado nos gusta sentirnos distintos, especiales, destacar en algo y ser diferentes. Estas dos ideas chocan de forma clara, pues en uno queremos disminuir nuestro ego y en la otra el el propio ego, el que quiere destacar. Esta situación no es extraña ni tan siquiera negativa, pues el ego es un ente muy fuerte y no es fácil hacerlo desaparecer, además de que no es algo intrínsecamente propio, sino una característica del ser humano, al igual que tener dos brazos o un cerebro. Pero si que es importante saber cuál es la motivación de mi práctica meditativa, sea la que sea, pues la meditación me va a llevar en una dirección, pero mi motivación también va a dirigirme en un sentido y a veces no nos es fácil saber cuál es realmente, pues el ego nos puede presentar una respuesta y ser falsa.
A veces nos da miedo enfrentarnos a vernos como realmente somos y descubrir nuestras motivaciones últimas, pero es parte del trabajo interior y si no es muy complicado avanzar.
Dice Pablo Dors, que lo difícil no es meditar, sino querer meditar, porque hacerlo va a sacar a relucir lo que realmente somos y habrá parte que nos gusten y otras que nos desagraden, pero es que si continuamos veremos que tanto lo uno, como lo otro no son más que etiquetas que se han adosado al ego, pero lo que realmente soy no es nada de eso y tanto una parte como otra se irán diluyendo e iré descubriendo lo que auténticamente soy.
Responder a la pregunta de porque medito en mi caso, me lleva a esas contradicciones, pero cada día más palpables, por lo que la motivación de cambio hacia una persona más bondadosa, humana y menos egoísta, con una atención más desarrollada para conseguirlo, van cada día siendo más fuertes y sé que cada vez que avanzó hacia ello, soy más feliz y puede ofrecer algo de ello a los demás.
Os invito a que cada uno de vosotros indaguéis sin miedo a cuál es vuestra motivación al meditar y sea cual sea las respuestas la aceptéis sin miedo y continuéis practicando, pues en este camino hay tramos amargos, pero es necesario pasarlos para avanzar hacia la paz mental y el equilibrio.
El trabajo interior es como seguir una senda a través de parajes complicados, con fangos, selvas y rocas, pero también con lagos, valles y flores, pero sobre todo al final nos espera una paz, que a veces se intuye y que al tocarla sabemos lo bello que es y cuanto merece la pena. Por ello, continuó meditando y te animo a seguir practicando, querido amigo.
Namaste.🙏

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